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martes, 9 de noviembre de 2010

LA MALDITA ESPADITA DE ALUMINIO



No suelo ir ninguno de los festejos de la Feria de otoño, y no suelo ir por una cuestión de orgullo taurino o de rabieta de niño chico, que diría algún amigo mío. Me parece que no yendo a estos festejos, el abono que me cobran, es menos chantajista. Una tontería mas de las mías.
Saltándome la norma anti chantajista, que he impuesto a mi “serrano cuerpo”, el sábado 52 de Octubre y forzado por unos amigos de Linares, baje a Las Ventas, mas por ver a Curro Díaz, que a Juan Mora, pero sin mucho ánimo y por supuesto, mentalizado, para ver una soporífera corrida más, pero como esto del toro, es como La Primitiva, que si quieres que algún día te toque tienes que jugar todas las semanas, pues a mi me tocó “La Primitiva Taurina”, con solo jugar una vez y vi a un pedazo de torero, que estaba ya en el baúl de los recuerdo de Karina.
La primera sorpresa fue, ver que montaba la espada de matar para iniciar la faena y no esa maldita espada de aluminio que usan ahora, sin pudor los toreros. Al menos antiguamente tenían que hacer el paripé de traer un certificado médico y anunciarlo a los asistentes y quizás ahí estuvo la clave del triunfo de Juan Mora, porque si después de hacer una faena maciza, llena de sentido torero, de arte y de conocimiento del torero, dejando cuadrado al toro después del último pasé, se tiene que ir al burladero, cambiar la espada, montar de nuevo la muleta, mientras el toro espera, o no, a que terminen todos estos preparativos, seguramente que no hubiera surtido el mismo efecto, que surtió ese día, cuando sin más dilación, se perfilo y tumbo al toro de una soberbia estocada. El público y aficionados, que es cosa diferente, estaban calentitos, calentitos (como los tejeringos) y de ahí que se le dieran dos merecidas orejas.
Habría que reivindicar muchas pequeñas cosas, no sustanciales para el desarrollo de la lidia, pero creo yo que importantes, como esta de “obligar” a usar el estoque de verdad, que hemos dicho siempre y no esa maldita espada de aluminio, como deberían usar los botijos los mozos de espada y no esas malditas botellas de agua mineral que ahora llevan a las plazas.
Ya sé que algunos me tacharán de decimonónico por todo esto que estoy escribiendo, pero espero y deseo, que convengáis conmigo en que quizás, la hecatombe actual de lo taurino, en la que nos encontramos, empezó por ir dejando perder estas pequeñas cosas y sobre todo, porque dejamos perder el romanticismo, que siempre ha habido en esto del toro.
Volvamos a ser románticos, incluso en casa, con nuestra santa. ¡Es tan bonito!

6 comentarios:

  1. reseña de sentimientos romanticos bonita y "maciza" como la faena de Juan Mora y escrita con pluma de acero y no boli de plastico, tinta de calamar y no de quimica.ole.
    abrazo mi Coronel.

    ludo

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  2. Coronel, buen amigo aficionado,

    Claro que quedamos romanticos, para esta fiesta brava que veemos zozobrar en el oceano del dinero fàcil y del fraude, con cumplicidad de taurinos y de "figuras" toreando y indultando cabras.

    Y las pequeñas cosas perdidas en los ruedos por los toreros y en las gradas por los pùblicos engañados son tàn numerosas, que el camino para volver a encontrarlas me parece muy dificil, y las razones de esperar muy compremitidas.

    Pero hay que quedar vigilantes, y lo quedamos, sin cesar de denunciar trampas y fraude, siempre, y en todas partes.

    Un saludo, y un abrazo

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  3. Que buen amigo eres Ludo.
    Un fuerte abrazo

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  4. Asi debe ser Pedro, debemos y tenemos la obligacion moral de denunciar constantemente a todos estos fariseos del toro, nosotros los aficionados que amamos de verdad esta fiesta, somos lo unicos que podemos cambiar el curso de la historia y que este torrente de sensaciones que produce la fiesta de los toros, vuelva ser lo que fue y debe seguir siendo.
    Un fuerte abrazo

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  5. ole coronel!
    un abrazo fuerte desde dax.

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  6. Un fuerte abrazo desde Madrid, amigo Chulo

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